Arthur Schopenhauer nació en la ciudad de Danzig en Febrero de 1788 al tiempo en que Kant publicaba su "Crítica de la razón Pura".
Para Schopenhauer nuestro mundo está hecho del mismo material que el de los sueños, el "Velo de maya" de los hindúes. Sólo existe una fuerza cósmica: la voluntad; que tanto hace nacer estrellas como crecer las plantas o generar y liquidar nuevos seres humanos sin cesar. Éstos se ven atrapados en una dolorosa paradoja: no pueden resistirse al impulso de la voluntad ciega e irracional de su propia naturaleza que muchas veces les acarrea el sufrimiento, y a la vez aspiran a estar libres de él. Sólo hay dos formas al parecer de liberarnos o de al menos reducir este sufrimiento. La primera es con la muerte, pero esto es algo de carácter completamente ilusorio y engañoso. Un trance en el que la naturaleza, una vez acabada su función en nosotros, pondrá otro nuevo individuo en nuestro lugar para continuar su tarea sin fin, y el sufrimiento no terminará, haciendo que actos como el del suicidio sean totalmente inútiles. La segunda es la tarea que llevan a cabo místicos y ascetas, que mediante la aniquilación de su voluntad y su victoria sobre la naturaleza consiguen rasgar el velo de maya, ver "más allá". Ésta es la única salida y victoria posible.
A pesar de que muchos autores afirman que la ética es la base del sistema de Schopenhauer, lo cierto es que es su metafísica la piedra angular del mismo. Schopenhauer afirma descubrir la cosa en sí, que no es otra que la voluntad. A partir de ahí toda su ética impele al conocimiento y renunciación de la misma. Ni la época ni quizás la personalidad del propio autor habrían hecho posible que Schopenhauer llevara él mismo a la práctica lo que decía. Por eso se distancia diferenciando la labor del filósofo de la del asceta o místico. Al primero sólo le es posible a lo sumo aspirar a cierta tranquilidad ante el mundo gracias a su conocimiento, pero sólo al asceta o al místico le está reservada la victoria sobre él, la visión de la cosa en sí. Sólo ellos rasgan el Velo de Maya. Schopenhauer encontró pues especial inpiración allí donde esta lucha contra el sueño de la realidad aún pervive con plena vigencia; en Oriente, y concretamente en la India. Pronto se convirtió en ávido lector de todo lo referente a la cultura de esas latitudes.
Alrededor de Schopenhauer se organizó en el mundo académico un complot de silencio contra el cual reaccionó con furia, acusando al ambiente académico de estar bajo el control e influencia del clero. Este silencio perdura en buena medida hasta nuestros días. En su tiempo, las críticas mordaces con las que se empleó el autor en sus obras son todo un estímulo para la lectura. Tremendamente individualista, fue muy difícil para sus contemporáneos encasillarlo en escuela alguna. Con posterioridad los ataques sobre él han ido centrados en sus diversos comentarios sobre los más diversos colectivos. Pero esto en realidad es anecdótico cuando se profundiza en la personalidad del autor. Tanto arranca encendidamente a favor de la abolición de la esclavitud, como cuestiona la inteligencia de las mujeres. Arrasa con todos los tópicos sobre las bondades de los pueblos europeos y afirma que prefiere la compañía de su perro a la de los humanos, o también cita antes de morir que le da vergüenza ser alemán.
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Personalmente:
Me ha fascinado la lectura de este autor, antes que nada, esté o no de acuerdo con sus ideas, leer a Shopenhauer es leer a un erudito, a un culto, que ya nos apoya su pensamiento en la física de su época, como nos lo hace hablando de medicina, o religión. Sin poder pasar por alto su incursión en la religión oriental, hablando especialmente del budismo.
Leer a Shopenhauer, es pues, culturizarse, antes que nada.
Cómo digo, me ha impresionado, tanto saber recogido en unas páginas. Resulta sorprendente, que aunque creamos lo distinto, a pesar de leer un libro de mediados del siglo XIX, el conocimiento que se recoge en él, no me ha chocado especialmente, sin contar algunos ejemplos, desafortunados o no, que no citaré, por lo que concluyo que el hombre, y en más concresión el europeo, tampoc ha avanzado tanto en conocimiento en más de ciento cincuenta años, por no hablar claro, del hombre de pie, al cual supera con creces Shopenhauer en todos los aspectos (creemos que sabemos muchos por poseer, y en realidad poco sabemos, opino yo).
El libro que he leído, "Sobre la voluntad en la naturaleza", mira de apoyar sus tesis principales, en los avances de su época, tanto en medicina, como biología, cómo física.... Y gira alrededor de su idea principal sobre la voluntad. Así pues, su idea capital, se siga mostrando en este libro.
¿Y cual es su idea capital? Bien, según he entendido en el libro, Shopenhauer, nos dice conocer "la cosa en sí", cosa que no es otra que la propia voluntad; según él, tras la vida, tras el alma, tras la existencia de todas las cosas, se haya una voluntad, que es lo que hace que las cosas existan, y que las cosas sucedan. Esta voluntad según él queda clar en muchos aspectos que la propia ciencia demuestra. Así pues, está voluntad (entiendo yo), vendría a sustituir la idea del alma humana y del propio Dios, cómo ser superior y individual.
"En mi doctrina, lo eterno e indestructible en el hombre, lo que forma en él el principio de la vida, no es el alma, sino que es sirviéndonos de una expresión química, el radical del alma, la voluntad. (...) La percepción y el pensamiento se explicarán siempre, y cada vez mejor, por el organismo; pero jamás será explicada así la voluntad, sino que, a la invera, es por ésta por lo que el pensamiento se explica, como lo demuestro enseguida. (...)"
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